Tras la ampliación del edificio en el siglo XVIII, el refectorio pasó a ser sacristía; para ello se quitaron el banco y las mesas, y se colocaron bellos muebles de madera de castaño, con amplias cajoneras para albergar los diversos paramentos litúrgicos.
En la actual sacristía se expone el cuadro de ‘San Carlos Borromeo en adoración a la Trinidad’, de Orazio Borgianni. Este óleo, que presidía el altar, es el único testimonio que se conserva de la iglesia primigenia, la que existió desde la fundación de la comunidad en 1612 hasta la actuación de Francesco Borromini en 1634.